Capítulo 2
¡CRISTAL!
-Ahhh!!- me desperté dando un grito.
Bres estaba sacudiéndome para despertarme, en cuanto abrí
los ojos y lo vi le di un empujón y caímos hacia atrás.
Me incorporé, cuando me di cuenta de lo que había pasado me
apresuré a decirle:
- ¡Lo siento, ha sido el susto!-.
Estábamos en un bosque, lo sabía porque había visto alguno
en fotos de libros antiguos. Pero... ¿Un bosque? en nuestra ciudad no habían
bosques.
-¿Dónde estamos?- pregunté a Bres.
-No nos hemos movido, Cristal, esto es lo que ha pasado
mientras has estado inconsciente.
-¿¡Todo esto?¡- era imposible, ¿cómo habían crecido todos
estos árboles?¿Y la hierba?. Aunque... ahora que me fijaba, estaba apoyada en
la misma roca de antes y el gran árbol que había frente a nosotros tenía la
misma postura que el árbol que había visto brillar, ahora era más grande,
grueso, lleno de hojas y... de vida.
-¿Cuanto tiempo he estado inconsciente?- por lo menos dos
horas o tres horas, durante las cuales Bres habría estado desmayado
también. Hacía mucho sol, típico del
medio día, los rayos conseguían traspasar la amarilla atmósfera que ahora
era... ¡AZUL!
-Solo dos o tres minutos- lo decía totalmente serio, como
si ocurriese todos los días.
-¿En tan poco tiempo ocurrió todo, qué clase de hechizo es?
- la verdad, había visto crecer antes plantas con magia, pero solo eran unas
simples flores. La magia se agotaba con mucha rapidez con el traspaso de la
energía, tardaban en brotar tan solo media hora, era imposible aplicarles magia
continuamente hasta que florecieran.
Aquello era maravilloso, el aire olía genial, como cuando
estaban en su jardín artificial, el sonido de las hojas al viento era mejor que
el frio sonido del aire moviendo la arena en un páramo yermo.
-¡Deberías haberlo visto, en cuanto te desmayaste, el
sonido cesó y todas las plantas crecieron de golpe como si simplemente
estuvieran enterradas y hubieran salido de un salto!- al menos ahora se
mostraba más entusiasmado.
Entonces sonó su teléfono móvil, miró a la pantalla y me
dijo:
-Es mi madre. - lo descolgó. - ¿Si...? Si, estamos bien...
por aquí estamos igual... vale, ahora vamos.- colgó.
– Mi madre dice que vayamos por allí también ha pasado lo
mismo. Los dos nos levantamos al unísono.
¿Cuando faltaba poco para llegar al santuario?, subir a una
pequeña colina desde la cual se podía ver toda la ciudad.
-Bres, sígueme.-Quería ver todo lo que había pasado. Bres
asintió, sabía lo cabezota que era y no me lo reprochó, seguro que el también
se moría de ganas.
Cuando llegamos arriba nos quedamos boquiabiertos, allí
donde antes habían ruinas de rascacielos ahora se extendía una verdadera
jungla, que se extendía hacía el horizonte, sin fin.
Pero eso no era lo más impresionante, el anillo seguía ahí,
en el cielo, un arco circulaba de izquierda a derecha y desaparecía en el
horizonte y a su vez aparecía la otra mitad. Atravesando todo el cielo.
-¿Qué clase de hechizo es esto?- dijo Bres mientras ambos
mirábamos al cielo boquiabiertos.
Sabía lo que estaba pensando, a veces los gobiernos
utilizaban hechizos para implantar vida a plantas en sus majestuosos jardines,
pero requería grandes sacrificios de gente y para empezar, no había gente
suficiente en el mundo como para revivir todo esto y en tan poco tiempo.
-Vamos a casa- Y me cogió del brazo, él estaba asustado, y
yo también.
Cuando legamos al santuario, estaba lleno de plantas y
recubierto de musgo, flores y árboles, parecía una simple roca. Sin embargo, en
su interior todo seguía normal, incluso las paredes que eran de piedra maciza.
La madre de Bres nos esperaba en la puerta interior, ya que por fuera parecía
una iglesia, pero había una puerta en e fondo que llevaba hasta el subterráneo
donde vivíamos, cuando nos vio salió corriendo y nos abrazó a los dos:
-Gracias a Dios que estáis bien, pensé que os había
ocurrido algo.
-Tranquila mama, estamos bien – Bres tranquilizó a su
madre, yo me separé del abrazo, pero ellos siguieron unos segundos más – ¿Ha
pasado algo aquí dentro? ¿Están todos bien?
-Si, estamos todos bien, los demás han ido a comprobar que
ha pasado y si algo se ha roto, al principio creímos que era un terremoto, pero
luego nuestros cuerpos también temblaban y no era de miedo, ha sido como...
-Una distorsión en el espacio, - completó el padre de Bres,
se acercó a nosotros- eso es lo que ha anunciado el consejo, millones de veces
más grandes que las que causamos nosotros para abrir portales.
-¿El consejo, - dije- tan grave es la situación?
El consejo estaba formado por dos personas, nadie sabe
quienes son, ni como actúan, solamente
se les obedece, realmente su única
función era la de hacer de líderes supremos en caso de emergencia, como ahora.
El padre de Bres me miró y dijo:
-Al parecer lo que a entrado por esa distorsión era algo
cargado de energía, no sabemos que es, pero si sabemos que el único efecto que
ha tenido ha sido sobre las plantas.
-Cristal, será mejor que vayas a ver a tus padres, estarán
preocupados- me dijo la madre de Bres.
Ni si quiera lo recordaba.
-¡Es verdad!- y salí corriendo, en la distancia oigo al
padre de Bres gritar que estarían en el pasillo principal, y allí estaban.
En cuanto me ven, corremos a abrazarnos seguido de unas
cuantas palabras de consuelo y de mi madre casi llorando.
DOS DÍAS MÁS TARDE
Otra vez con la rutina, aburrida, lo único interesante es
que el cielo es cada vez más azul y el aire más puro.
En las noticias, las cuales sintonizamos vía satélite, donde
se dedican a hablar del impacto que ha tenido este repentino desequilibrio a
favor de la naturaleza, los ecosistemas han vuelto a su equilibrio, y la mayor parte de la
ciudad es casi intransitable, piden voluntarios para ayudar con la poda y
limpieza de calles, muestran imágenes de edificios llenos de enredaderas y con
arboles sobresaliendo de todos los lados, como también hablan del anillo del
cielo, al parecer es como un espejismo, esta ahí, se puede ver desde el suelo y
desde el espacio, pero si intentas llegar hasta el no puedes, al parecer actúa
como un reflector selectivo, o eso dicen, deja pasar todo tipo de ondas, pero
cuando están destinadas a su escaneo las refleja, como si fuera inteligente. Al
menos sirve de distracción.
Más tarde decido salir a dar una vuelta con Bres cuando mis
marcas, blancas y semitransparentes, se colocan en mis brazos y empiezan a brillar con un leve resplandor.
Bres, al verme dice:
- ¿Y eso? ¿Estas usando magia?
-No, simplemente han empezado a brillar, a lo mejor están
restaurando algún hechizo de larga duración - a veces sucedía que las marcas
guiadas por el subconsciente restauraban hechizos de larga duración que
llevaban mucho tiempo en uso.
-¿Vamos?- Dice.
Los paseos eran más entretenidos, era como estar en uno de
mis libros de imágenes de bosques. Mis
marcas empiezan a brillar un poco más y las de Bres también, me parece oír algo
que proviene de debajo de nuestros pies. Los dos miramos al suelo pero nada,
veo que Bres se acerca el brazo a su oreja, me mira y dice:
-Son nuestras marcas.
Acerco uno de mis brazos a mi oreja y lo oigo, una nota
grave y continua.
-¿Qué puede ser?
-Nada malo porque si no, nos dolería.
Así que lo ignoramos y seguimos con nuestro paseo hasta
encontrar un pequeño estanque. No sentamos casi en la orilla, sobre la hierba,
verde, frondosa y húmeda ya que el clima era ahora más húmedo.
-Me encanta como ha quedado todo- le digo a Bres. Al menos
la brisa el sonido de la brisa entre los árboles y el aire son mejores que el
silencio sepulcral y el aire recalentado del desierto había hasta hace tres
días.
-A mí también, además se te ve más feliz.
-¿Tu crees? La verdad es que ahora todo es más como un sueño,
un poco repetitivo pero sin ataques- ya que por culpa del crecimiento de plantas
en las ciudades las superpotencias Xebana y Verdum estaban ocupados con la
restauración de sus ciudades.
Seguimos hablando un rato, sobre nuestra infancia cuando de
repente la luz de las marcas se vuelve de un color arcoíris blanquecino y empiezan
a sonar tres distintos sonidos, cada uno más agudo que el otro, a la vez que se
repiten.
-Cristal ¿Estas bien?-.
-Si, ¿y tu?-.
-No siento nada raro-.
El arcoíris empieza fluir, como si por dentro de las marcas
corrieran un río de colores. El sonido se queda estancado en la última nota, la
más aguda y empieza ha convertirse en un
pitido mientras que el arcoíris se acelera hasta volverse blanco. Y al sonido
de un disparo, la luz de las marcas sale disparada hacia el centro del lago,
donde se forma una esfera luminiscente.
Bres y yo miramos a la esfera de forma atónita.
La esfera explota lanzando una onda de luz que nos ciega un
momento y cuando miramos otra vez en el centro del lago, suspendiendo en el
aire, hay un chico, de nuestra edad diría, con unas marcas negras en sus
brazos. Está mirando a los lados, cuando nos mira directamente durante un
momento su mirada me penetra, unos ojos de rojo brillante, literalmente.
Levanta el brazo con la mano abierta y dice:
-¡Hola!- Mientras sonríe.
En ese momento su cara de felicidad cambia y deja de estar
suspendido en el aire para caer al agua mientras da un grito que se corta al
caer de cara en ella, dándose un planchazo.
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